La vida en el palacio [Cap. 33]

Fin de la peor semana de mi vida
Hoy, he citado a mis amigos, en mi casa, para hablar sobre la propuesta de ser modelo, quisiera que me ayudaran a tomar la mejor decisión. Cuando ellos llegaron, comenzamos con el mismo plan de broma de siempre, eso era lo que más me gustaba de estar con ellos, que se divertían mucho. Llamé a mi amiga Isa, para que ella también me ayudara, aunque, ya con ella había hablado sobre el tema, y me había dicho que era mi decisión, que ella me apoyaba en lo que hiciera, era una gran amiga. Pasamos directamente hasta la piscina, estábamos sentados todos con los pies en el agua, sentados a la orilla, A mi lado estaba Tiago, luego Santiago, después Thomas, y de último estaba Sebastián; Era raro, porque después de un tiempo, él siempre estaba cerca de mi; tal vez estaba molesto, pero así era, y ya me había acostumbrado a su carácter.
-¿Que estamos esperando?-Preguntó Sebastián.
-A Isa.-Dije tranquila, haciendo esfuerzo para mirarle, pero, él miraba al frente.
-Bien, ¿tardará mucho tiempo?-Preguntó de nuevo, pero con un tono aún más agrio.
No pasaron ni cinco segundos cuando mi nana estaba avisando que había llegado. Me saludó y la presenté a todos, ella, se sentó a un lado de mi. Y comencé.
-Hace pocos días-Y cortando mi inspirador inicio de discurso.
-Te avisaron que vas a ser una modelo de una revista, que te irás a Miami.-Dijo muy tranquilo (para mi sorpresa).
-Así que es por eso que estás molesto conmigo-Dije sin mirarle, y tranquila.
Nadie habló por unos segundos, que se me hicieron eternos.
-Yo voto porque te quedes-Dijo animada a mi Lado Isa.
Yo la miré y no pude evitar sonreír. Y de esa manera, Tiago, luego, Thomas y Santiago, dijeron lo mismo levantando la mano, con mucho ánimo.
-¿Y tu?, ¿por qué votas?-Le preguntó Santiago a Sebastián.
Todos lo miramos, pero nos dimos cuenta de que estaba con el celular en la mano, seguramente, enviando un texto.
-Has lo que quieras, total, a fin de cuentas, no te volveré a ver.-Dijo levantándose, se puso los zapatos, y salió a paso lento de allí. Todos nos quedamos perplejos por sus palabras, pero sabía que la única que no sabía de que estaba hablando era yo, así que me levanté y sin molestarme en ponerme los zapatos lo seguí, corriendo hasta donde estaba, lo alcancé justo en la puerta de salida, donde me percaté de varias personas vestidas de negro a unos pasos de nosotros, supuse que eran sus guardaespaldas, así que haciendo caso omiso, comencé a caminar a su ritmo, uno al lado del otro, sin mirarnos, solo caminamos hasta la camioneta.
-¿Porqué jamás te volveré a ver?-Pregunté aún sin mirarle.
-Esa no es la razón por la que estoy molesto contigo.-Dijo aún sin mirarnos.
-Entonces ¿Cuál es?-Pregunte, y nos detuvimos porque ya habíamos llegado a la camioneta.
-¿Porqué yo estoy pendiente de tu vida y tu no de la mía? ¿Acaso te importo?.-Preguntó aún sin mirarme, pero con voz un poco alterada.
-¿Porque no me puedes contar nada?-Pregunté mirándole.
-¿Sabes que ha pasado en mi vida?-Preguntó, aunque sabía que no era una pregunta con respuesta.-¿Acaso sabes que mi mamá y mi papá parecen enemigos? ¿O que mi mamá está hospitalizada en Suiza porque se quiso suicidar? O que yo no voy a aparecer en tu vida porque mis padres me obligarán a ir a una universidad en Inglaterra.
Como acto reflejo, cuando terminó de hablar, le abracé, con mis brazos sobre sus hombros(idea), y se hizo un silencio, un silencio que me dio tiempo de percatarme de mis lágrimas. Segundos después, sentí que él correspondió a mi abrazo. Y después le solté, y me subí a la camioneta, luego él, estaba sonriendo y eso me gustaba de él, que a pesar de todo, tenía fuerzas para sonreír.

No hay comentarios:

Publicar un comentario