Gracias amigos por su gran apoyo con la historia, creo que me he hecho adicta a escribir sobre esto ^^
América, gracias por tus grandes palabras sobre mi historia.
Mi nueva casa
América, gracias por tus grandes palabras sobre mi historia.
Mi nueva casa
Alguien abrió la puerta de la limusina, mi mamá, -Aún no me acostumbraba a llamarla así- salió primero, con mucha elegancia, luego, era mi turno, pero me quedé paralizada, no era mi casa, no era mi familia, no sabía como reaccionar.
-No te preocupes, todo estará bien-Dijo mi papá con voz suave pero ronca a mis espaldas
Y sin pensarlo dos veces, salí de la limusina, me percaté de muchas cámaras detrás de mi. Y pensé en sonreír y voltear, así que eso fue todo lo que hice, sonreí y voltee, habían demasiados reporteros tratando pasar una inmensa reja blanca. Al instante, mi madre, me abrasó
-No te preocupes, no tienes que hacerlo-era la voz más dulce que había escuchado de ella-Vamos-Pero la voz se le quebró antes de decir lo demás, dejó de abrasarme, y me percaté de una lágrima en su mejilla, y fue un impulso pararme y secarle la lágrima, ella sonrió impresionada. El presidente ya estaba junto a nosotras, y la limusina ya se estaba alejando. Subimos unas escaleras anchas, pero tan solo de seis escalones, los conté antes de subir. Terminé de subir las escaleras junto a mis padres, y un señor mayor abrió la puerta, una puerta grande, con marco de madera, pero luego era de cristal, la miré desde abajo hacia arriba. Y entramos, era una casa, hermosa, muy elegante, había un gran salón de estar, paredes blancas, muebles de madera, habían unos sillones negros y otros blancos, en el centro una mesa pequeña de cristal, y sobre ella, un florero con un ramo de rosas blancas, que combinaban con el florero que la sostenía, parecía de cristal, giré hacia un lado la vista para ver mejor el gran salón, tenía hermosas pinturas. Mi madre me tocó la espalda.
-Bienvenida- dijo el presidente con su voz dulce
-Pasa, es tu nueva casa-Dijo mi madre-Bienvenida-sonrió.
-Gra....Gracias- mi voz no salía bien.
Entré, pisé el piso de madera, y quise ver más, voltee, quería ver como era la puerta desde donde yo estaba, y me percaté de dos hermosas ventanas que reflejaban el precioso jardín que estaba fuera de la casa, una a cada lado de la puerta enorme, pero las ventanas eran aún más grandes, con unas cortinas blancas largas, pero permanecían abiertas, aquél lugar me resultaba precioso.
-Te presentaré a la Señora Carmen- dijo mi madre señalando con la mano extendida a una señora pequeña, cabello blanco, ya mayor, con un vestido blanco-Ella va a ser tu nana
-Buenas tardes niña- dijo amablemente la señora
-Marco es tu guardaespaldas- Le señaló de igual forma, se encontraba a un lado de la señora Carmen.
-Buenas tardes- con su voz dura como siempre, hizo una mueca, ahora, podía verle mejor, tenía unos cuarenta o más años, canoso. Pero amigable
-Supongo que a Daniela y a Melanie ya las conoces ¿No es así?-Dijo sonriendo mi madre.
-Hola-dije sonriendo.
-La señora Carmen te enseñará toda la casa- dijo el presidente con voz dura-Anda.
-Gracias- Y caminé hacia un lado de mi nana.
-Hola- dije sonriendo.
Solo hizo una mueca, sonriendo, y se dio la vuelta, dando la espalda a la puerta y comenzó a caminar, yo le seguí, solo eran unos cuantos paso, y llegamos a unas escaleras de madera eran tan solo dos, bajé, cuidadosamente, este piso era más oscuro, era un comedor.
-Este es el comedor de apariencia, pues no se utiliza jamás.
Tenía una mesa redonda justo en el centro, color marrón, era muy brillante, y sobre ella, en el techo, un techo bajo, comparado al techo de la sala, era color negro, había una lámpara colgante, color blanco, como de cristal, este salón no tenía puertas, pues si nos dábamos vuelta, veíamos la sala, y a mis padres que ya habían desaparecido, sin yo darme cuenta, pero si mirábamos hacia el lado opuesto, nos percatamos de una mesa como la de los bares, larga y de cristal, antes de llegar a ella, habían dos entradas, una a la derecha y otra a la izquierda. Ambas estabamos de pié en el medio solo a unos paso para llegar a la gran mesa de cristal.
-A la derecha se encuentra un baño-Dijo señalando con su mano derecha el pasillo-Luego te muestro que es lo que se encuentra del otro lado, ven.
Y yo la seguí hasta la puerta blanca, elegante, como todo en esta casa, era un cuarto de baño muy grande, tenía en la pared de fondo un espejo, y un lavabo doble, en la otra pared había un excusado blanco. Y salimos de aquél lugar tan grande para ser un baño sin ducha. Volvimos al gran "Comedor" y mi nana me indicó que la siguiera, la seguí hasta la otra puerta, y era un gran salón, como toda el salón y el comedor unidos, era rectangular, de paredes color negra pero todo lo que había en este salón era blanco, y esto hacía que se viera muy luminoso, las paredes tenían detalles blancos. Habían tres mujeres de servicio con su uniforme blanco, y un delantal negro.
-Esta es la cocina, si quieres algo, solo me lo dices a mí, y te lo traeremos-Dijo mi nana-Aquí no hay cocineros, hay un chef.
Yo aún no me había movido ni un centímetro, estaba en la puerta, la cerré, y me percaté de una gran cocina muy elegante, blanca, unos grandes almacenes de comida, sobre la cocina, al fondo había una vitrina que mostraba una colección de vajillas.
-Son de tu madre-dijo mi nana
-Uhm-dije como respuesta
-Aquí podrás sentarte a comer cualquier bocadillo que desees-me dijo mi nana, indicándome, un muro de superficie de granito, con unas sillas modernas altas-o si no te agrada, tienes varias opciones, una de ellas, es esta mesa-Era una mesa grande de vidrio, grande, debajo de ella, una alfombra blanca peluda.
Al finalizar el recorrido por la cocina, me mostró el gran despacho de mi padre, la biblioteca de mi madre, y todo lo que había en el piso de abajo, aunque me mostró unas escaleras grandes y elegantes, subimos por un ascensor.
-No te preocupes, todo estará bien-Dijo mi papá con voz suave pero ronca a mis espaldas
Y sin pensarlo dos veces, salí de la limusina, me percaté de muchas cámaras detrás de mi. Y pensé en sonreír y voltear, así que eso fue todo lo que hice, sonreí y voltee, habían demasiados reporteros tratando pasar una inmensa reja blanca. Al instante, mi madre, me abrasó
-No te preocupes, no tienes que hacerlo-era la voz más dulce que había escuchado de ella-Vamos-Pero la voz se le quebró antes de decir lo demás, dejó de abrasarme, y me percaté de una lágrima en su mejilla, y fue un impulso pararme y secarle la lágrima, ella sonrió impresionada. El presidente ya estaba junto a nosotras, y la limusina ya se estaba alejando. Subimos unas escaleras anchas, pero tan solo de seis escalones, los conté antes de subir. Terminé de subir las escaleras junto a mis padres, y un señor mayor abrió la puerta, una puerta grande, con marco de madera, pero luego era de cristal, la miré desde abajo hacia arriba. Y entramos, era una casa, hermosa, muy elegante, había un gran salón de estar, paredes blancas, muebles de madera, habían unos sillones negros y otros blancos, en el centro una mesa pequeña de cristal, y sobre ella, un florero con un ramo de rosas blancas, que combinaban con el florero que la sostenía, parecía de cristal, giré hacia un lado la vista para ver mejor el gran salón, tenía hermosas pinturas. Mi madre me tocó la espalda.
-Bienvenida- dijo el presidente con su voz dulce
-Pasa, es tu nueva casa-Dijo mi madre-Bienvenida-sonrió.
-Gra....Gracias- mi voz no salía bien.
Entré, pisé el piso de madera, y quise ver más, voltee, quería ver como era la puerta desde donde yo estaba, y me percaté de dos hermosas ventanas que reflejaban el precioso jardín que estaba fuera de la casa, una a cada lado de la puerta enorme, pero las ventanas eran aún más grandes, con unas cortinas blancas largas, pero permanecían abiertas, aquél lugar me resultaba precioso.
-Te presentaré a la Señora Carmen- dijo mi madre señalando con la mano extendida a una señora pequeña, cabello blanco, ya mayor, con un vestido blanco-Ella va a ser tu nana
-Buenas tardes niña- dijo amablemente la señora
-Marco es tu guardaespaldas- Le señaló de igual forma, se encontraba a un lado de la señora Carmen.
-Buenas tardes- con su voz dura como siempre, hizo una mueca, ahora, podía verle mejor, tenía unos cuarenta o más años, canoso. Pero amigable
-Supongo que a Daniela y a Melanie ya las conoces ¿No es así?-Dijo sonriendo mi madre.
-Hola-dije sonriendo.
-La señora Carmen te enseñará toda la casa- dijo el presidente con voz dura-Anda.
-Gracias- Y caminé hacia un lado de mi nana.
-Hola- dije sonriendo.
Solo hizo una mueca, sonriendo, y se dio la vuelta, dando la espalda a la puerta y comenzó a caminar, yo le seguí, solo eran unos cuantos paso, y llegamos a unas escaleras de madera eran tan solo dos, bajé, cuidadosamente, este piso era más oscuro, era un comedor.
-Este es el comedor de apariencia, pues no se utiliza jamás.
Tenía una mesa redonda justo en el centro, color marrón, era muy brillante, y sobre ella, en el techo, un techo bajo, comparado al techo de la sala, era color negro, había una lámpara colgante, color blanco, como de cristal, este salón no tenía puertas, pues si nos dábamos vuelta, veíamos la sala, y a mis padres que ya habían desaparecido, sin yo darme cuenta, pero si mirábamos hacia el lado opuesto, nos percatamos de una mesa como la de los bares, larga y de cristal, antes de llegar a ella, habían dos entradas, una a la derecha y otra a la izquierda. Ambas estabamos de pié en el medio solo a unos paso para llegar a la gran mesa de cristal.
-A la derecha se encuentra un baño-Dijo señalando con su mano derecha el pasillo-Luego te muestro que es lo que se encuentra del otro lado, ven.
Y yo la seguí hasta la puerta blanca, elegante, como todo en esta casa, era un cuarto de baño muy grande, tenía en la pared de fondo un espejo, y un lavabo doble, en la otra pared había un excusado blanco. Y salimos de aquél lugar tan grande para ser un baño sin ducha. Volvimos al gran "Comedor" y mi nana me indicó que la siguiera, la seguí hasta la otra puerta, y era un gran salón, como toda el salón y el comedor unidos, era rectangular, de paredes color negra pero todo lo que había en este salón era blanco, y esto hacía que se viera muy luminoso, las paredes tenían detalles blancos. Habían tres mujeres de servicio con su uniforme blanco, y un delantal negro.
-Esta es la cocina, si quieres algo, solo me lo dices a mí, y te lo traeremos-Dijo mi nana-Aquí no hay cocineros, hay un chef.
Yo aún no me había movido ni un centímetro, estaba en la puerta, la cerré, y me percaté de una gran cocina muy elegante, blanca, unos grandes almacenes de comida, sobre la cocina, al fondo había una vitrina que mostraba una colección de vajillas.
-Son de tu madre-dijo mi nana
-Uhm-dije como respuesta
-Aquí podrás sentarte a comer cualquier bocadillo que desees-me dijo mi nana, indicándome, un muro de superficie de granito, con unas sillas modernas altas-o si no te agrada, tienes varias opciones, una de ellas, es esta mesa-Era una mesa grande de vidrio, grande, debajo de ella, una alfombra blanca peluda.
Al finalizar el recorrido por la cocina, me mostró el gran despacho de mi padre, la biblioteca de mi madre, y todo lo que había en el piso de abajo, aunque me mostró unas escaleras grandes y elegantes, subimos por un ascensor.
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