Mensajes
Mientras iba de vuelta a mi casa, comencé a ver mi agenda, que era modificada todas las noches, hoy no tenía nada que hacer además de las clases de equitación. Cuando entré a la casa, mi "madre" estaba allí, me recibió con un gran y fuerte abrazo, ya me había acostumbrado, ella era muy cariñosa, con sus ojos azules, blanca, cabello lacio hasta el final de las orejas, lacio, con flequillo, su cabello era color castaño oscuro, tenía unos cuarenta y cinco, o cuarenta y seis. Me avisó que mañana vendría una hermana de ella, es decir mi tía, con sus dos hijos gemelos, su esposo no podría venir, estaría con mi padre en otro país por cuestiones de trabajo. Vendrían al mediodía, cuando "mis primos" salgan del colegio. Se quedarían por una noche. También me habló de su trabajo, yo le hablé del colegio, aunque no le conté lo de los mensajes, ni del estúpido y engreído de Sebastián.
Ambas nos fuimos a nuestras recámaras, quedamos en que vería una película con ella, en su recámara, así que me bañé y me vestí rápido, y hasta que llegué a el segundo piso, me sorprendí mucho, al no ver aquel el pequeño salón de estar. Si no que lo ocupaba un gran piano de cola. Tenía mucho tiempo sin tocar uno de ellos, recibí clases de piano desde mis cinco años, porque a mi abuela le encantaba el instrumento, a los catorce años, dejé de tocarlo, pues mi abuela murió, y recordar su sonido me hacía recordarla y llorar. Ya había superado la muerte de mi abuela, así, que me senté, y comencé a tocar una pequeña melodía en piano, era la favorita de mi abuela, al finalizar, escuché unos aplausos detrás de mí, era la primera dama que había salido de la recámara.
-No sabía que sabías tocar el piano, y tan bien.-Dijo sonriendo
-Gracias, a mi abuela, le gustaba esta melodía
-¿Nana de una noche fría?-Me sorprendió que supiera como se llamaba.
Fuimos a ver la película en su dormitorio, nos acostamos en la cama enorme, pero no me pude concentrar en la película pues los mensajes llegaban. "Ya me enteré que le gritaste a MI Sebas", "Eres una estúpida", y mensajes tontos como esos. Al terminar la película, comenzamos a jugar Escrable sobre la cama, era divertido, ella ganó. Después, llamaron para avisar que había llegado mi profesora de equitación, bajé al establo, pero los mensajes seguían llegando, y decidí intentar llamar a ese número, nadie contestó, como siempre. Ya me había cansado leer tantos mensajes de celos, así que respondí. "En serio, no soy novia ni mucho menos me gusta ese Sebastián, es un engreído, abre los ojos." después de enviarlo, no volvieron a llegar esos mensajes. La clase de equitación pasó rápido y divertido, cuando terminaron, me quedé por primera vez, en uno de los sillones que estaban en el área de la piscina. Y abrí el correo desde el celular, hablando con mis amigos. En ese momento, apareció la primera dama con una cámara (idea) en las manos, estaba muy feliz, se le notaba en el rostro, y comenzó a tomar fotografías, luego, me tomó algunas a mí, después, yo le tomé una a ellas, y luego unas cuantas entre ella y yo. Se hacía muy oscuro, por eso entramos a la casa, hay estaba mi padre, pero mi mamá insistió en que ambos nos tomáramos una foto juntos, luego, le pidió a una señora de servicio que nos tomara una a todos juntos. Todos subimos por el ascensor, ella le contó que yo sabía tocar el piano, e insistió que muy bien. Nos despedimos, pues mi padre se iría al aeropuerto esta misma noche. Yo debía dormir, así que entré en el Jacuzzi, y comencé a hablar por celular con Isabel, quien ya estaba más adaptada a esta nueva vida, ahora recibía clases de tenis.
Ambas nos fuimos a nuestras recámaras, quedamos en que vería una película con ella, en su recámara, así que me bañé y me vestí rápido, y hasta que llegué a el segundo piso, me sorprendí mucho, al no ver aquel el pequeño salón de estar. Si no que lo ocupaba un gran piano de cola. Tenía mucho tiempo sin tocar uno de ellos, recibí clases de piano desde mis cinco años, porque a mi abuela le encantaba el instrumento, a los catorce años, dejé de tocarlo, pues mi abuela murió, y recordar su sonido me hacía recordarla y llorar. Ya había superado la muerte de mi abuela, así, que me senté, y comencé a tocar una pequeña melodía en piano, era la favorita de mi abuela, al finalizar, escuché unos aplausos detrás de mí, era la primera dama que había salido de la recámara.
-No sabía que sabías tocar el piano, y tan bien.-Dijo sonriendo
-Gracias, a mi abuela, le gustaba esta melodía
-¿Nana de una noche fría?-Me sorprendió que supiera como se llamaba.
Fuimos a ver la película en su dormitorio, nos acostamos en la cama enorme, pero no me pude concentrar en la película pues los mensajes llegaban. "Ya me enteré que le gritaste a MI Sebas", "Eres una estúpida", y mensajes tontos como esos. Al terminar la película, comenzamos a jugar Escrable sobre la cama, era divertido, ella ganó. Después, llamaron para avisar que había llegado mi profesora de equitación, bajé al establo, pero los mensajes seguían llegando, y decidí intentar llamar a ese número, nadie contestó, como siempre. Ya me había cansado leer tantos mensajes de celos, así que respondí. "En serio, no soy novia ni mucho menos me gusta ese Sebastián, es un engreído, abre los ojos." después de enviarlo, no volvieron a llegar esos mensajes. La clase de equitación pasó rápido y divertido, cuando terminaron, me quedé por primera vez, en uno de los sillones que estaban en el área de la piscina. Y abrí el correo desde el celular, hablando con mis amigos. En ese momento, apareció la primera dama con una cámara (idea) en las manos, estaba muy feliz, se le notaba en el rostro, y comenzó a tomar fotografías, luego, me tomó algunas a mí, después, yo le tomé una a ellas, y luego unas cuantas entre ella y yo. Se hacía muy oscuro, por eso entramos a la casa, hay estaba mi padre, pero mi mamá insistió en que ambos nos tomáramos una foto juntos, luego, le pidió a una señora de servicio que nos tomara una a todos juntos. Todos subimos por el ascensor, ella le contó que yo sabía tocar el piano, e insistió que muy bien. Nos despedimos, pues mi padre se iría al aeropuerto esta misma noche. Yo debía dormir, así que entré en el Jacuzzi, y comencé a hablar por celular con Isabel, quien ya estaba más adaptada a esta nueva vida, ahora recibía clases de tenis.
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