¿Con que cara? ¿Te atreves a decir que te gusta mi hija? Tienes agallas... (8) ♪♥♫ (Bueno,, yo aquí les dejo esa pequeña parte de una canción que me enamoró.. Es preciosa.. Se llama Su hija me Gusta de Jose Feliciano ft Farruko)
Lo mejor es el final.
Hoy, me han despertado muy temprano, están en mi recámara mis asesoras de imagen, junto a los estilistas de siempre. Ya me he duchado para comenzar con el cambio. Esta vez, solo me han secado y planchado el cabello, ahora mi cabello está hasta mis hombros, ya estoy en mi closet mirándome al espejo; me han puesto solo unos pendientes pequeños, parecen perlas (idea), me han maquillado, muy natural (idea), aún tengo mi bata de baño, han dejado el vestido colgado en un perchero a un lado del enorme espejo, en el cual estaba mirándome; el vestido era precioso, un color maravilloso, se veía precioso (idea), así que rápidamente tomé la decisión de vestirme, estaba lista, solo faltaban las sandalias, que segundos después me los trajo Melanie(idea), eran altas, aunque no era muy cómodas usarlas, sabía que no tenía ningún caso quejarme. Eran aproximadamente las diez de la mañana. Pero no tenía nada que hacer, esperé que trajeran los regalos, y mandé a traer dos lazos de regalo, uno verde y otro azul. Cuando estaba todo en mi recámara solo se los pegué en un costado, luego, con cinta le coloqué la dedicación que había escrito. No se veía tan mal, así que tomé la cámara y me tomé unas cuantas fotografías con los regalos. Y luego envié dos mensajes de texto.
-"Feliz cumpleaños"-Uno para Tiago, y otro para Santiago. Pero no me contestaron el mensaje, ninguno.
Cuando se hizo hora de salir, esta vez me esperaba una limusina, era blanca, muy linda, se me hizo algo largo el camino, hasta que estacionó, habíamos llegado, Melanie, quien se encontraba conmigo en aquella enorme limusina me entregó un abrigo muy elegante (idea).
-Hace mucho frío, pero en cuanto entres, debes entregar el abrigo a uno de los señores que te atenderán, deben atenderte justo cuando pises el salón-Dijo esperando una respuesta-¿Vale?
-Vale-Dije, colocándome el abrigo.
-Otra cosa.-Hizo una pausa-No te cubrirá las piernas, pero por más frío que haga ni se te ocurra correr-
Y abrieron la puerta, de inmediato se llegó el frío a mí, tomé las bolsas donde se encontraban los regalos, y bajé de la limusina, el frío era increíble, no quería imaginar como sería sin abrigo, traté de caminar rápido pero disimuladamente, el corto camino, en aquella alfombra roja, llena de varias personas, no lograba identificar a casi nadie, las cámara me obligaban a parar y posar para algunas fotografías, y aunque no quería, debía sonreír. En cuanto entré todo fue distinto, era cálido, apareció un señor vestido con un gracioso traje, parecía un pingüino, se parecía al mayordomo de mi casa. Me quité el abrigo y se lo entregué. En ese momento, muchos flashes comenzaron a cegarme; todas las cámaras estaban en mi dirección. Luego, apareció detrás de mí, Melanie y me tomó del Codo, me dijo que pronto entrarían mis primos, yo debía estar sentada en la mesa que ella misma me indicó, dentro de una hora llegarían mis padres, por lo tanto, pasaría este tiempo sola en una enorme mesa. De pronto comenzó a sonar una música, y salieron desde una gran nube de humo mis primos, de repente, comenzaron algunas personas a abrazarlos, me sorprendió no ver a mi tía, le pregunté a Melanie si sabía donde estaba, o si estaba nada más mi tío, y que me dijera donde estaba, ella me dijo que no asistirían, ambos están ocupados con trabajo en USA; pasó media hora después cuando llegó Sebastián; de repente se acercó a la mesa donde estaban mis primos, una mesa ancha, decorada de blanco y negro, como toda el resto del salón, algunos globos, los felicitó y se dirigió hasta una mesa, era del mismo tamaño que la mía, y tenía algo en común, tres sillas, y una sola ocupada, con los codos sobre la mesa, y una que otra vez se estaba de pié para posar a alguna cámara, al igual que yo; pasaron como diez minutos cuando me avisaron que mis padres ya habían llegado, en ese momento, tomé las bolsas de regalo y pasé hasta la mesa de mis primos.
-Felicidades-Dije abrazando a Tiago, este es para ti, espero ten guste.
-Gracias-Dijo sonriendo, pero no lo abrió, al parecer tenía demasiados regalos.
-Vamos, puedes abrirlo, lo hice yo misma.-Dije cuando vi su rostro, tenía una enorme sonrisa, pero ambos tenían los ojos tristes. En ese momento me miró fijamente, y esta vez si sonrió como siempre lo hacía. Entonces, abracé a Santiago, también sonreía, pero no como siempre, esta vez, era una sonrisa fingida, sus ojos no engañaban.
-Feliz cumpleaños, primito, que disfrutes.-Dije mientras le abrazaba.
-Gracias-Dijo amablemente.
-Espero te guste el regalo-Dije sonriendo.-Lo hice yo misma.-Miré sus ojos, ahora reflejaba algo de sorpresa.
-Gracias, primita-Sonrió; En ese momento, alguien tocó mi espalda.
-Supongo que se llevan muy bien, ¿No es cierto?-Reconocí la voz, era mi padre. Volteé y en efecto, estaba sonriente. Ambos abrazaron a mis primos, y luego, nos dejamos tomar una fotografía mis primos, mis padres y yo. Luego, nos sentamos en nuestro respectivo puesto, algunas personas nos tomaban fotografías, era la fiesta más aburrida a la que había ido en toda mi vida, había música vieja, y unas cuantas parejas bailaban. De vez en cuando miraba hacia la mesa de Sebastián, la cual seguía totalmente vacía, solo él.
-¿Te diviertes?-Preguntó mi madre.
-¿Como no divertirme?-Dije sarcásticamente.
La fiesta terminó y todo realmente aburrido. Cuando estaba llegando a mi casa, me llegó un mensaje.
"Me encantó el regalo, primitaa, gracias"-Era Santiago, luego llegó otro mensaje.
"AMO TU REGALO, HERMOSA, estoy seguro que es el único regalo que tiene sentimiento."-Era Tiago.
En ese momento, bajé corriendo hasta el despacho de mi papá. Toqué la puerta, como de costumbre, la secretaria me abría la puerta. Me dijo que estaba ocupado, que no podía atenderme, estaba con el presidente del banco central del país, así que no podía pasar. Salí corriendo hasta mi nana, le pregunté por mi mamá, me dijo que debería de estar en su recámara. Toqué la puerta, ella me dijo que entrara, y así fue, me senté en uno de los sillones cómodos que habían en la enorme habitación; le pedí permiso para volver a la plaza, y aproveché para contarle sobre mi sueño y sobre lo que había pasado la vez pasada. Ella se quedó sorprendida, pero no dijo nada más. Me dijo que no podía acompañarme hasta la plaza porque estaba muy cansada. Así que en ese momento les pasé mensaje a mis primos, a Thomas y a Sebastián de que nos encontráramos en la plaza, les dije que llevaran sus bicicletas, que pasearíamos. Y a la hora dada, estábamos todos reunidos en aquél lugar, con nuestras bicis; Cuando llegaron Tiago y Santiago, uno de ellos comenzó a tomarme fotografías despiadadamente, era Tiago, me mostró su nueva cámara (idea), y Santiago me mostró su cámara de video (idea), recorrimos el lugar, posamos para fotografías, hasta algunas chicas quisieron tomarse fotos con ellos, y algunas conmigo, era divertido, así pasó la noche, nosotros paseando en bicicleta, disfrutando del cumpleaños de mis primos, algunas fotografías entre Sebastián y yo, otras entre mis primos, hasta algunas donde todos estábamos, esta vez la sonrisa de los rostros de mis amigos eran verdaderas. Eso me alegraba mucho, luego, comenzamos a caminar, y Santiago quiso hacer un video para recordar, OTRO video. En ese comenzamos a decir cosas locas, para recordar con alegría. Eran las diez de la noche cuando nos dimos cuenta de que era tarde, así que nos fuimos a comprar un pastel, pero a esta hora habían cerrado todo, y nos fuimos a una farmacia, FARMATODO y compramos un chocolate grande, y en ellos dibujamos dos velas. Le cantamos el cumpleaños, y nos regresamos a casa.
-"Feliz cumpleaños"-Uno para Tiago, y otro para Santiago. Pero no me contestaron el mensaje, ninguno.
Cuando se hizo hora de salir, esta vez me esperaba una limusina, era blanca, muy linda, se me hizo algo largo el camino, hasta que estacionó, habíamos llegado, Melanie, quien se encontraba conmigo en aquella enorme limusina me entregó un abrigo muy elegante (idea).
-Hace mucho frío, pero en cuanto entres, debes entregar el abrigo a uno de los señores que te atenderán, deben atenderte justo cuando pises el salón-Dijo esperando una respuesta-¿Vale?
-Vale-Dije, colocándome el abrigo.
-Otra cosa.-Hizo una pausa-No te cubrirá las piernas, pero por más frío que haga ni se te ocurra correr-
Y abrieron la puerta, de inmediato se llegó el frío a mí, tomé las bolsas donde se encontraban los regalos, y bajé de la limusina, el frío era increíble, no quería imaginar como sería sin abrigo, traté de caminar rápido pero disimuladamente, el corto camino, en aquella alfombra roja, llena de varias personas, no lograba identificar a casi nadie, las cámara me obligaban a parar y posar para algunas fotografías, y aunque no quería, debía sonreír. En cuanto entré todo fue distinto, era cálido, apareció un señor vestido con un gracioso traje, parecía un pingüino, se parecía al mayordomo de mi casa. Me quité el abrigo y se lo entregué. En ese momento, muchos flashes comenzaron a cegarme; todas las cámaras estaban en mi dirección. Luego, apareció detrás de mí, Melanie y me tomó del Codo, me dijo que pronto entrarían mis primos, yo debía estar sentada en la mesa que ella misma me indicó, dentro de una hora llegarían mis padres, por lo tanto, pasaría este tiempo sola en una enorme mesa. De pronto comenzó a sonar una música, y salieron desde una gran nube de humo mis primos, de repente, comenzaron algunas personas a abrazarlos, me sorprendió no ver a mi tía, le pregunté a Melanie si sabía donde estaba, o si estaba nada más mi tío, y que me dijera donde estaba, ella me dijo que no asistirían, ambos están ocupados con trabajo en USA; pasó media hora después cuando llegó Sebastián; de repente se acercó a la mesa donde estaban mis primos, una mesa ancha, decorada de blanco y negro, como toda el resto del salón, algunos globos, los felicitó y se dirigió hasta una mesa, era del mismo tamaño que la mía, y tenía algo en común, tres sillas, y una sola ocupada, con los codos sobre la mesa, y una que otra vez se estaba de pié para posar a alguna cámara, al igual que yo; pasaron como diez minutos cuando me avisaron que mis padres ya habían llegado, en ese momento, tomé las bolsas de regalo y pasé hasta la mesa de mis primos.
-Felicidades-Dije abrazando a Tiago, este es para ti, espero ten guste.
-Gracias-Dijo sonriendo, pero no lo abrió, al parecer tenía demasiados regalos.
-Vamos, puedes abrirlo, lo hice yo misma.-Dije cuando vi su rostro, tenía una enorme sonrisa, pero ambos tenían los ojos tristes. En ese momento me miró fijamente, y esta vez si sonrió como siempre lo hacía. Entonces, abracé a Santiago, también sonreía, pero no como siempre, esta vez, era una sonrisa fingida, sus ojos no engañaban.
-Feliz cumpleaños, primito, que disfrutes.-Dije mientras le abrazaba.
-Gracias-Dijo amablemente.
-Espero te guste el regalo-Dije sonriendo.-Lo hice yo misma.-Miré sus ojos, ahora reflejaba algo de sorpresa.
-Gracias, primita-Sonrió; En ese momento, alguien tocó mi espalda.
-Supongo que se llevan muy bien, ¿No es cierto?-Reconocí la voz, era mi padre. Volteé y en efecto, estaba sonriente. Ambos abrazaron a mis primos, y luego, nos dejamos tomar una fotografía mis primos, mis padres y yo. Luego, nos sentamos en nuestro respectivo puesto, algunas personas nos tomaban fotografías, era la fiesta más aburrida a la que había ido en toda mi vida, había música vieja, y unas cuantas parejas bailaban. De vez en cuando miraba hacia la mesa de Sebastián, la cual seguía totalmente vacía, solo él.
-¿Te diviertes?-Preguntó mi madre.
-¿Como no divertirme?-Dije sarcásticamente.
La fiesta terminó y todo realmente aburrido. Cuando estaba llegando a mi casa, me llegó un mensaje.
"Me encantó el regalo, primitaa, gracias"-Era Santiago, luego llegó otro mensaje.
"AMO TU REGALO, HERMOSA, estoy seguro que es el único regalo que tiene sentimiento."-Era Tiago.
En ese momento, bajé corriendo hasta el despacho de mi papá. Toqué la puerta, como de costumbre, la secretaria me abría la puerta. Me dijo que estaba ocupado, que no podía atenderme, estaba con el presidente del banco central del país, así que no podía pasar. Salí corriendo hasta mi nana, le pregunté por mi mamá, me dijo que debería de estar en su recámara. Toqué la puerta, ella me dijo que entrara, y así fue, me senté en uno de los sillones cómodos que habían en la enorme habitación; le pedí permiso para volver a la plaza, y aproveché para contarle sobre mi sueño y sobre lo que había pasado la vez pasada. Ella se quedó sorprendida, pero no dijo nada más. Me dijo que no podía acompañarme hasta la plaza porque estaba muy cansada. Así que en ese momento les pasé mensaje a mis primos, a Thomas y a Sebastián de que nos encontráramos en la plaza, les dije que llevaran sus bicicletas, que pasearíamos. Y a la hora dada, estábamos todos reunidos en aquél lugar, con nuestras bicis; Cuando llegaron Tiago y Santiago, uno de ellos comenzó a tomarme fotografías despiadadamente, era Tiago, me mostró su nueva cámara (idea), y Santiago me mostró su cámara de video (idea), recorrimos el lugar, posamos para fotografías, hasta algunas chicas quisieron tomarse fotos con ellos, y algunas conmigo, era divertido, así pasó la noche, nosotros paseando en bicicleta, disfrutando del cumpleaños de mis primos, algunas fotografías entre Sebastián y yo, otras entre mis primos, hasta algunas donde todos estábamos, esta vez la sonrisa de los rostros de mis amigos eran verdaderas. Eso me alegraba mucho, luego, comenzamos a caminar, y Santiago quiso hacer un video para recordar, OTRO video. En ese comenzamos a decir cosas locas, para recordar con alegría. Eran las diez de la noche cuando nos dimos cuenta de que era tarde, así que nos fuimos a comprar un pastel, pero a esta hora habían cerrado todo, y nos fuimos a una farmacia, FARMATODO y compramos un chocolate grande, y en ellos dibujamos dos velas. Le cantamos el cumpleaños, y nos regresamos a casa.
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