Amigas, amigos, gracias por seguir la historia, lamento no haber subido más capítulos, es que ahora se me hace más agotado estar de vacaciones. Bea, Marii, Daniela, y todos los nuevos lectores.. GRACIAS,,, Y a quienes han seguido la historia desde que comenzó GRACIAS TAMBIÉN.. Besos a todos.
Fuera de mí.
Fuera de mí.
Hoy, no he tenido clases, el colegio tenía una reunión con los padres, pero mis padres no irán, en su lugar deberá ir la secretaria de mi mamá. Yo me he quedado en mi casa, he estado paseando por el patio trasero todo el día, en el carrito de golf, con Isabel, es una gran amiga; cuando se hicieron las 10:45 am nos fuimos a mi sala de tareas, y comenzamos a hacer manualidades que estaban en una revista; eran muñequitos de tela; yo hice uno negro (idea) e Isabel uno rojo (idea); no salieron exactamente como queríamos, pero era para pasar el tiempo. Cuando se hizo tiempo del almuerzo, comimos en el área de la piscina, más tarde, decidimos entrar en ella, y bañarnos. Salimos tarde de allí, cuando era hora de cenar, decidimos ir a un centro comercial y allí comer, era el centro comercial al cual habíamos ido Sergio y yo a comprar mi primer celular. Cuando llegamos, fuimos directo a comer, luego, compramos algunos zapatos. Caminamos, fuimos al Cine, después llegamos casa y a ella le vinieron a buscar, sin embargo, todas estas cosas divertidas que había hecho no ocupaban mi cabeza del todo, porque ahora era, "Que raro, Sebastián no me ha escrito hoy" tal vez ya me había acostumbrado a su presencia en mi vida, pero traté de pensar en otra cosa, así que pedí helado a mi recámara y comencé a hablar por correo con mis amigos, no me dormí sino hasta más o menos la una de la mañana. Cuando despertaron, era porque tenía que ir al colegio. Cuando estuve lista, me llevaron como siempre al colegio, y siguiendo la monotonía, era igual que siempre, las clases, los amigos, compartir el receso, cuando era la hora de salir Sebastián y Tiago, llegaron hacia donde yo estaba.
-¿Como estas?-Preguntó sonriente Tiago.
-Genial-Les dije sin mirarlos.
-Tenemos una pequeña pregunta-Dijo Sebastián.
-Te escucho-Dije deteniéndome, y esta vez si les miré; tenían una sonrisa, pero esta vez más exagerada.
-¿Cuando cumples años?-Preguntó Tiago rápidamente.
-En Julio.
-Oh! ¿El próximo año?-Dijo Sebastián.
-Exacto-Dije algo extrañada-¿Porque lo preguntan?
-Y-Esperó unos momentos-¿Cuantos años tienes?-Comencé a reírme.
-Dieciséis, claro
-Genial-Dijo alegre Tiago.
-Entonces, estás invitada a nuestra fiesta-Dijo Santiago, que me dio un susto porque lo dijo en mi oído y desde atrás, así que no sabía que estaba allí.
-¿Cumplen años?-Pregunté extrañada. Sin dejar que me explicaran, busqué en mi mochila la agenda electrónica. Y decía que el Domingo mis primos cumplirían Diecisiete años y debía ir a una reunión a las doce del mediodía.
-Creo que sí.-dijo Tiago; no me contuve, y comencé a reír, antes de que dijeran algo.
-¿Quien hace una fiesta a las doce del mediodía?-Pregunté aún entre risas.
-La ha organizado mi mamá-Hizo una pausa-Tu tía-Sonrió-Así que debes asistir.-Dijo Santiago.
-Muy bien, no hay problema-Dije un poco más seria
Cuando llegué a mi casa, no tenía nada que hacer así que comencé a buscar en mi enorme closet algo para vestirme el día de la fiesta de mis primos, habían demasiadas cosas, así que encontré algo apropiado rápidamente, lo cual me molestaba, quería era hacer algo que me distrajera, porque últimamente mi mente estaba llena con "SEBASTIÁN". Me molestaba mucho al saber que era él quien estaba en mis pensamientos, no lo quería, sin embargo, comencé a hablar desde el correo del celular con Sergio; era divertido, como siempre, el amigo que todos querríamos en nuestras vidas, una persona, de la cual yo podía enamorarme, una persona, amorosa, sonriente, feliz, alocado, sonriente; todo lo opuesto de Sebastián, que era despreciable, odioso, vanidoso; no se podía negar que era sonriente, y tal vez detallista, pero en estos momentos, Sergio, tenía mucha más importancia en mi vida, y quizás tan importante que él fue una de las razones por las cuales no quería ser novia de Sebastián, y más importante aún, por él me disidí a enviar aquel mensaje. Era la primera vez que veía todo tan claro, y no me mentía, diciendo que Sergio es solo un amigo, y sólo así lo podría ver. Cuando llegó la hora de mi clase de equitación, comencé a pensar un poco más en la importancia que Sergio tenía sobre mi vida, por él había comenzado con mis clases de equitación, además, cada vez que miraba aquél establo no me recordaba a la primera dama si no a él. Cuando terminó fui en el carrito de golf, otra de las cosas que me le recordaba, era Sergio con quien por primera vez manejé aquél carrito; pero no podía impedir pensar en Sebastián, en que también con él había paseado; no era igual pensar en ambas sonrisas, la de Sergio, era tierna, amable y natural; pero la de Sebastián era linda, feliz, sin embargo, esa sonrisa era el disfraz de aquellos ojos triste del día en que lo conocí. Era imposible que no se pasara por la cabeza las palabras que le dije aquél día en la clínica "Me arrepiento del mensaje" las palabras más desesperadas que he dicho en toda mi vida. Pero, ¿En realidad eran mis sentimientos? ¿A quien amaba?¿Sentía algo por Sebastián?¿Algo más fuerte que lo que sentía por Sergio? El día pasó rápido entre mis pensamientos, cuando se hizo hora de cenar, hice una video-llamada con mi mamá; que aún se encontraba en otro país por asuntos de trabajo. Ella me dijo que regresaría justo para llegar a la reunión de mis primos. Me dijo que me había comprado unos aretes maravilloso para ese día. Ella me invitó a salir a un parque muy bonito que había en el centro de la ciudad; me dijo que irían conmigo mis guardaespaldas, así que no podría sentirme nerviosa. Yo accedí, pues no tenía nada que hacer, ella me dijo que si quería fuera en la camioneta para llevar mi bicicleta y pasear. Eso si me había gustado. Así que subí para ponerme algo para salir; solo me duché para no oler a caballo, me sequé un poco el cabello y me vestí; unos pantalones blancos (idea), con una camiseta mangas largas por el frío, color negro (idea), además unos zapatos muy calientes, también de color negros (idea). De accesorio, utilicé un gorro, porque afuera, hacía mucho frío (idea). Y en efecto, estaba muriendo de frío cuando salí, tal vez necesitaría algo más para abrigarme, cuando subí al auto se sentía mucho más abrigador. Cuando llegamos, era un lugar grande, tenía hermosos arbustos con formas de animales al rededor, en el centro de aquél enorme lugar era un piso hermoso de piedras pequeñas, en el centro había una fuente muy linda, cuando pisé aquél lugar me percaté de que ya había estado allí. Yo tenía una fotografía de cuando yo era pequeña con mis papás y mi hermano, no recuerdo el lugar, solo recuerdo la fotografía, y siempre le dije a mi mamá que quería volver, para tener recuerdos verdaderos, y no por un simple retrato, ella me decía que cuando mi papá pudiera, iríamos todos juntos; esto me hizo derramar una lágrima.
-¿No quiere estar aquí?-Preguntó mi guardaespaldas.
-No se preocupe-Dije secándome la lágrima-¿Donde está la bicicleta?-Luego, me la entregaron, tomé la cámara (idea) y la coloqué en la canasta de la bici (idea). Hecho esto, comencé a dar vueltas en el enorme parque, habían personas con sus hijos, sus parejas, su familia, pero nadie como yo, sola dando vueltas, pero no pensando en mis padres, en aquél hermoso momento que pudimos haber pasado, si no, que ahora pensaba solo en las "S" solo en Sergio, o si no en Sebastián, pero no podía salir de esos pensamientos, cuando decidía dejar de pensar en ellos, algo me llevaba a ellos de nuevo, en ese momento, comencé a prestar más atención en las formas de los arbustos, unos eran animales, otros personas, algunos personajes de la televisión, paisajes, hasta objetos, había una bicicleta muy parecida a la mía, así que la coloqué a un lado, y tomé una fotografía, como para hacer comparación, después pedí a mi guardaespaldas que tomara una en la misma postura, pero esta vez, yo estaba sobre mi bicicleta, después de ese momento comencé a ver que otras figuras me gustaban tanto, así que comencé a tomar fotografías de todos, hasta de la fuente, y también tomaba a mi guardaespaldas de camarógrafo, pues le decía donde y como debía tomarme la fotografía, pues yo también quería salir en ellas. Esto me divirtió mucho. En ese momento, vi uno que realmente me interesó, era un arbusto, en forma de árbol y tenía a un gato a sus pies, cuando quería tomarme una fotografía con él, me percaté de que estaban tres chicos, sentados a su al rededor, dos de ellos serios, y otro sonriendo amigablemente, luego, pude darme cuenta de que estaban posando para una cámara. Volteé con mi bicicleta y fui caminando, estaba llevando mi bici con las manos; me dio risa ver a esos chicos allí, posando de esa manera tan sensible para una cámara, realmente me agradaba.
-¡Hey! ¡Tu!-Gritaron a mi espalda -Y como un acto reflejo volteé. En ese momento, un flash me segó los ojos, pero mi sonrisa no se desvanecía. Comencé a aclararme los ojos. Pero ya tenía a mi guardaespaldas detrás de mí.
-¿Conmigo?-Le pregunté a la persona que había tomado la fotografía.
-Amo esta fotografía, es la que quería.-Dijo la mujer que estaba tomando la fotografía, la misma camarógrafo de los chicos que posaban hace unos momentos. En ese momento sentí que alguien me abrazaba desde atrás y me pedía que caminara hacia un lado. Pero yo le pedí que me soltara que estaba bien, era un lugar público, pero él se negaba. Le dije que antes de poder entrar en aquél lugar tenían que pasar por una máquina de metales, y eso impedía llevar armas. De todas formas, él me dejó en libertad, y comencé a dar vueltas de nuevo en el enorme parque, esta vez estaba buscando a aquella mujer que tomó la fotografía, sabía que era la misma que les hizo la fotografía a los chicos del arbusto, solo tenía un abrigo largo rojo, pero no me había percatado de su rostro. Así que la busqué por toda aquella plaza, pero no la encontré, así que llegó la hora de regresar a la casa, estaba cansada, pero muy divertida, así que me acosté y en pocos minutos quedé dormida.
-¿Como estas?-Preguntó sonriente Tiago.
-Genial-Les dije sin mirarlos.
-Tenemos una pequeña pregunta-Dijo Sebastián.
-Te escucho-Dije deteniéndome, y esta vez si les miré; tenían una sonrisa, pero esta vez más exagerada.
-¿Cuando cumples años?-Preguntó Tiago rápidamente.
-En Julio.
-Oh! ¿El próximo año?-Dijo Sebastián.
-Exacto-Dije algo extrañada-¿Porque lo preguntan?
-Y-Esperó unos momentos-¿Cuantos años tienes?-Comencé a reírme.
-Dieciséis, claro
-Genial-Dijo alegre Tiago.
-Entonces, estás invitada a nuestra fiesta-Dijo Santiago, que me dio un susto porque lo dijo en mi oído y desde atrás, así que no sabía que estaba allí.
-¿Cumplen años?-Pregunté extrañada. Sin dejar que me explicaran, busqué en mi mochila la agenda electrónica. Y decía que el Domingo mis primos cumplirían Diecisiete años y debía ir a una reunión a las doce del mediodía.
-Creo que sí.-dijo Tiago; no me contuve, y comencé a reír, antes de que dijeran algo.
-¿Quien hace una fiesta a las doce del mediodía?-Pregunté aún entre risas.
-La ha organizado mi mamá-Hizo una pausa-Tu tía-Sonrió-Así que debes asistir.-Dijo Santiago.
-Muy bien, no hay problema-Dije un poco más seria
Cuando llegué a mi casa, no tenía nada que hacer así que comencé a buscar en mi enorme closet algo para vestirme el día de la fiesta de mis primos, habían demasiadas cosas, así que encontré algo apropiado rápidamente, lo cual me molestaba, quería era hacer algo que me distrajera, porque últimamente mi mente estaba llena con "SEBASTIÁN". Me molestaba mucho al saber que era él quien estaba en mis pensamientos, no lo quería, sin embargo, comencé a hablar desde el correo del celular con Sergio; era divertido, como siempre, el amigo que todos querríamos en nuestras vidas, una persona, de la cual yo podía enamorarme, una persona, amorosa, sonriente, feliz, alocado, sonriente; todo lo opuesto de Sebastián, que era despreciable, odioso, vanidoso; no se podía negar que era sonriente, y tal vez detallista, pero en estos momentos, Sergio, tenía mucha más importancia en mi vida, y quizás tan importante que él fue una de las razones por las cuales no quería ser novia de Sebastián, y más importante aún, por él me disidí a enviar aquel mensaje. Era la primera vez que veía todo tan claro, y no me mentía, diciendo que Sergio es solo un amigo, y sólo así lo podría ver. Cuando llegó la hora de mi clase de equitación, comencé a pensar un poco más en la importancia que Sergio tenía sobre mi vida, por él había comenzado con mis clases de equitación, además, cada vez que miraba aquél establo no me recordaba a la primera dama si no a él. Cuando terminó fui en el carrito de golf, otra de las cosas que me le recordaba, era Sergio con quien por primera vez manejé aquél carrito; pero no podía impedir pensar en Sebastián, en que también con él había paseado; no era igual pensar en ambas sonrisas, la de Sergio, era tierna, amable y natural; pero la de Sebastián era linda, feliz, sin embargo, esa sonrisa era el disfraz de aquellos ojos triste del día en que lo conocí. Era imposible que no se pasara por la cabeza las palabras que le dije aquél día en la clínica "Me arrepiento del mensaje" las palabras más desesperadas que he dicho en toda mi vida. Pero, ¿En realidad eran mis sentimientos? ¿A quien amaba?¿Sentía algo por Sebastián?¿Algo más fuerte que lo que sentía por Sergio? El día pasó rápido entre mis pensamientos, cuando se hizo hora de cenar, hice una video-llamada con mi mamá; que aún se encontraba en otro país por asuntos de trabajo. Ella me dijo que regresaría justo para llegar a la reunión de mis primos. Me dijo que me había comprado unos aretes maravilloso para ese día. Ella me invitó a salir a un parque muy bonito que había en el centro de la ciudad; me dijo que irían conmigo mis guardaespaldas, así que no podría sentirme nerviosa. Yo accedí, pues no tenía nada que hacer, ella me dijo que si quería fuera en la camioneta para llevar mi bicicleta y pasear. Eso si me había gustado. Así que subí para ponerme algo para salir; solo me duché para no oler a caballo, me sequé un poco el cabello y me vestí; unos pantalones blancos (idea), con una camiseta mangas largas por el frío, color negro (idea), además unos zapatos muy calientes, también de color negros (idea). De accesorio, utilicé un gorro, porque afuera, hacía mucho frío (idea). Y en efecto, estaba muriendo de frío cuando salí, tal vez necesitaría algo más para abrigarme, cuando subí al auto se sentía mucho más abrigador. Cuando llegamos, era un lugar grande, tenía hermosos arbustos con formas de animales al rededor, en el centro de aquél enorme lugar era un piso hermoso de piedras pequeñas, en el centro había una fuente muy linda, cuando pisé aquél lugar me percaté de que ya había estado allí. Yo tenía una fotografía de cuando yo era pequeña con mis papás y mi hermano, no recuerdo el lugar, solo recuerdo la fotografía, y siempre le dije a mi mamá que quería volver, para tener recuerdos verdaderos, y no por un simple retrato, ella me decía que cuando mi papá pudiera, iríamos todos juntos; esto me hizo derramar una lágrima.
-¿No quiere estar aquí?-Preguntó mi guardaespaldas.
-No se preocupe-Dije secándome la lágrima-¿Donde está la bicicleta?-Luego, me la entregaron, tomé la cámara (idea) y la coloqué en la canasta de la bici (idea). Hecho esto, comencé a dar vueltas en el enorme parque, habían personas con sus hijos, sus parejas, su familia, pero nadie como yo, sola dando vueltas, pero no pensando en mis padres, en aquél hermoso momento que pudimos haber pasado, si no, que ahora pensaba solo en las "S" solo en Sergio, o si no en Sebastián, pero no podía salir de esos pensamientos, cuando decidía dejar de pensar en ellos, algo me llevaba a ellos de nuevo, en ese momento, comencé a prestar más atención en las formas de los arbustos, unos eran animales, otros personas, algunos personajes de la televisión, paisajes, hasta objetos, había una bicicleta muy parecida a la mía, así que la coloqué a un lado, y tomé una fotografía, como para hacer comparación, después pedí a mi guardaespaldas que tomara una en la misma postura, pero esta vez, yo estaba sobre mi bicicleta, después de ese momento comencé a ver que otras figuras me gustaban tanto, así que comencé a tomar fotografías de todos, hasta de la fuente, y también tomaba a mi guardaespaldas de camarógrafo, pues le decía donde y como debía tomarme la fotografía, pues yo también quería salir en ellas. Esto me divirtió mucho. En ese momento, vi uno que realmente me interesó, era un arbusto, en forma de árbol y tenía a un gato a sus pies, cuando quería tomarme una fotografía con él, me percaté de que estaban tres chicos, sentados a su al rededor, dos de ellos serios, y otro sonriendo amigablemente, luego, pude darme cuenta de que estaban posando para una cámara. Volteé con mi bicicleta y fui caminando, estaba llevando mi bici con las manos; me dio risa ver a esos chicos allí, posando de esa manera tan sensible para una cámara, realmente me agradaba.
-¡Hey! ¡Tu!-Gritaron a mi espalda -Y como un acto reflejo volteé. En ese momento, un flash me segó los ojos, pero mi sonrisa no se desvanecía. Comencé a aclararme los ojos. Pero ya tenía a mi guardaespaldas detrás de mí.
-¿Conmigo?-Le pregunté a la persona que había tomado la fotografía.
-Amo esta fotografía, es la que quería.-Dijo la mujer que estaba tomando la fotografía, la misma camarógrafo de los chicos que posaban hace unos momentos. En ese momento sentí que alguien me abrazaba desde atrás y me pedía que caminara hacia un lado. Pero yo le pedí que me soltara que estaba bien, era un lugar público, pero él se negaba. Le dije que antes de poder entrar en aquél lugar tenían que pasar por una máquina de metales, y eso impedía llevar armas. De todas formas, él me dejó en libertad, y comencé a dar vueltas de nuevo en el enorme parque, esta vez estaba buscando a aquella mujer que tomó la fotografía, sabía que era la misma que les hizo la fotografía a los chicos del arbusto, solo tenía un abrigo largo rojo, pero no me había percatado de su rostro. Así que la busqué por toda aquella plaza, pero no la encontré, así que llegó la hora de regresar a la casa, estaba cansada, pero muy divertida, así que me acosté y en pocos minutos quedé dormida.
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