La vida en el palacio [Cap. 31]

Amigos, gracias por su agradable lectura.. Miles de besos! Lamento no haber escrito durante estos días, es que el día antes de ayer, quería escribir, pero, me fui con mi mamá a comprar el resto del uniforme del cole, y entré a una librería, en eso vi a "La corta y segunda vida de Bree Tanner" y un "Mamiiiiiii... Lo necesito¬¬*" y lo comencé a leer, ayer lo terminé, es magnífico, unos pensamientos maravillosos, me fascinaron (*-*) Bree & Fred no Diego! xD
Recuerdos.
El día de hoy, me la he pasado durmiendo toda la mañana, pero justo en cuando me desperté me avisó mi Nana, que Sebastián quería salir conmigo a las diez de la mañana, antes de que yo pudiera hablar me dijo que contaba con el consentimiento de mi madre; pero en cuanto encendí el televisor, mi nana me pidió que mirara mi reloj, ¡Madre SANTA! eran casi las diez, pasé al baño, lo monótono para salir, pasaba elegía al azar mi vestimenta, me peinaba un poco, y listo. Esta vez, por el frío tomé unos jeans como de costumbre(idea), luego, una camiseta magas larga(idea) y unos zapatos comunes y corrientes(idea). Antes de terminar de vestirme, ya estaba pasando mensajes Sebastián decidí no responder. Tenía varios días sin saber nada sobre Sergio, y eso, de alguna manera me hacía estar incómoda, cuando bajé me avisaron que me estaba esperando la camioneta de Sebastián, al llegar, él me saludó, comenzó a reclamarme por los mensajes que no había contestado, pero me pareció que solo era una excusa para hacerme hablar y al final, terminamos en silencio, cuando traté de entablar conversación, preguntándole por el lugar al que nos dirigíamos. Pero, no me respondió solo me dijo "Tu mamá sabe donde estaremos, fue su idea". Y no comentó nada más hasta llegar. Que abrieron la puerta, él se bajó primero del auto, y me dio la mano, como para ayudarme a bajar, aunque era realmente innecesaria, hice caso omiso, y continué sin darle la mano, me bajé y comencé a caminar, me percaté de que se había quedado helado detrás de mí, pero, sin embargo, segundos después, sentí que me tomaba de la mano, decidí no decirle que no, al fin y al cabo, eramos novios, no unos totalmente reales, pero si lo éramos. Caminamos, y comencé a ver el hermoso paisaje, nos encontrábamos en unas colinas, no había nieve, pero hacía frío. Habían unas cuantas personas, algunas familias, otras parejas, pero nadie estaba solo; me encantó aquél lugar, él me dijo que estábamos, en "Las colinas de Loo"[1] Antes de que terminara de hablar, yo estaba sacando mi celular del bolsillo, y le tomé una fotografía al paisaje, pero cuando iba a ver la fotografía mejor, Sebastián me arrebató de las manos el celular, y lo dejó en uno de los bolsillos de su abrigo. Caminamos un poco, hasta llegar donde habían unas motos cuatro ruedas, él me hizo una señal como "Las damas primero" y me monté en la moto, sabía manejarlas, porque era la pasión de mi papá, Sebastián se subió a la que estaba a un lado, y me dijo que le siguiera, y en consecuencia, eso fue lo que hice, seguirle, hasta un lugar algo inclinado, se notaba que tenía algo de curvas, eso me recordó la primera vez que estuve en una moto en marcha, era con mi papá, tenía yo cinco años, recuerdo que mi mamá se puso a llorar cuando me bajé de la moto, pero este era otro tiempo, otro lugar, y prácticamente otra vida, y por esa razón debía controlar mis sentimientos; él me estaba esperando.
-¿Competencia?-Dijo sonriente
-¿Como no?-Le devolví la sonrisa
Corrimos sin parar, ya se me había olvidado lo divertido que resultaba el viento en tu cara, manejando una moto. Tenía una, pero cuando llegué al orfanato me preguntaron si deseaba que buscaran algo de mis pertenencias importantes, tal vez de mi casa, pero toda la zona donde vivía estaba hecha puré, estaban reconstruyendo el edificio, pero, el dinero de aquél lugar estaba en una cuenta que yo tenía. Duramos algunas horas compitiendo, al final, él había ganado, pedimos unos chocolates calientes, y comenzamos a hablar sobre nosotros, nuestros cumpleaños, nuestras experiencias, nuestras vidas, él no contó casi nada, al igual que yo, solo lo obvio, era adoptada, esto era nuevo, mis padres eran dueños de una empresa de Motocicletas, todo el dinero que ellos tenían en sus cuentas estaba ahora en una que era mía, pero no quería saber nada sobre eso. Él me contó también algo que ya sabía, sus padres eran dueños de muchos centros comerciales nacionales e internacionales, eran dueños del colegio, y tenía familiares famosos; su vida siempre había sido viajando con sus padres, mudándose, cada tres meses hasta sus catorce años, que él solo vino a vivir en este país, pues por error, él había nacido aquí. Me dijo que su mamá estaba de visita hoy, y como no quería estar con ella, me había invitado, no le pregunté porque no quería estar con ella, pero, le dije que era su mamá, y no siempre la tendrá a su lado, que así se lleve muy mal con ella, debe al menos regalarle un "te quiero" o un "gracias" un "lo siento" tal vez un "perdón" pero no era bueno no hablar con ella, terminamos caminando juntos, pero esta vez no tomó mi mano, pues las tenía en los bolsillos de su abrigo, pensé muy rápido, porque al instante, él había tomado mi mano congelada, y la había dejado en su bolsillo, pero la de él también estaba allí, terminamos peleando, por cosas normales, como siempre, esta vez era porqué las mujeres preferíamos las películas de romance, aunque no eran mis pensamientos, no eran mis favoritas las románticas, pero debo reconocer que a la mayoría de las mujeres que conozco les gustan. La camioneta llegó a buscarnos como a las cuatro de la tarde (16h) pensé que íbamos hasta mi casa, pero, en ese momento, la camioneta estacionó y abrieron la puerta, miré el rostro de Sebastián, pero estaba sonriendo, así que no debía tener miedo, o quizás si, y mucho, esta vez no hizo lo mismo de esta mañana, era, al parecer una tienda de juguetes, por su hermosa decoración. Y lo confirmé en cuanto entramos en aquella enorme habitación, habían estantes enormes, llenos de todo tipo de juguetes, personas caminando, niños corriendo, era hermoso.
-También es de mis padres-Dijo sin mirarme.
No dije nada, me limité a ver los hermosos juguetes que habían, él me tomó de la mano, y me llevó por un pasillo, eran unos carritos de colección, dos estantes enormes, con solo carritos de colección, esto, me hizo recordar a mi hermano, él tenía demasiados de estos, una vez, de pequeña tomé uno de su habitación, quería jugar a los carros de las Kelly, pero, luego, terminé dañándolo todo, cuando llegó él, abrió la puerta de mi cuarto, desesperado, y comenzó a gritar porque le había dañado el carrito, mi mamá le regañó a él, y a partir de ese día nuestra relación era la mejor de todas, traté de no pensar en eso y prestar atención a lo que decía Sebastián, me dijo que los tenía todos, le gustaban mucho, me llevó en mono-patín por todo el lugar, era enorme, y habían demasiadas cosas, y era raro, pero casi todo me recordaba a mis padres, a los verdaderos, pero, después me llevó a la sección de "CREA TU PROPIO JUGUETE" era para crear peluches.
-He hecho demasiados, era lo que más hacía de pequeño.-Me dijo sonriente.
-Yo nunca los he hecho-Dije algo apenada
-Siempre hay una primera vez, ¿No lo crees?-Dijo mirándome, y con su sonrisa amable de siempre.
-Eso creo
-Me lo debes regalar-Le dije en forma de broma, él me miró.
-Y tú me debes regalar el que tu hagas-Dijo aún más sonriente.
-Y...-Pensé en el final de la frase, en decirla o no, pero al final terminé de hablar-Le pondrás mi nombre, así cuando quieras abrazarme o-Me detuve, mis bromas estaban yendo al extremo.
-Besarte-Dijo sorprendiéndome.
En ese momento, le miré, él me estaba mirando, e hice con la cabeza "SI"
-¿Sabes qué?-Preguntó, pero aún estábamos viendo a quienes hacían los peluches.-No solo quiero besarte a tu peluche, que estoy seguro será horrible.
-Malo-Dije, interrumpiendo sus palabras.
Y en ese momento, solo volteé a mirarle un poco, pero, en ese momento, tenía sus labios en los míos, unos suaves labios en los míos, no sabía si apartarle, pero realmente no quería hacer eso. En un momento totalmente inconsciente respondí a su beso. Y segundos después su celular estaba sonando, de esa forma nuestro beso terminó porque encontré mis fuerzas para apartarle de mi, no sabía como debía reaccionar, pero, miré a su bolsillo, donde se encontraba su celular, siguió mi mirada y tomó el celular, tenía una sonrisa enorme, pero segundos después de estar hablando por celular, su sonrisa desapareció, colgó el celular, no le dije nada, pero él se acercó a mi, me abrazó, un abrazo de los que jamás había sentido, cálido, tierno, pensé en como se sentía y le regresé el abrazo, en ese momento, él me abrazó más fuerte, y me levantó, algunos segundos después de estar abrazados, me volvió a besar, este fue más corto, y fue él, quien se separó de mi. Me miró a los ojos, pero en ese momento, me dejó algo en la mano.
-Dentro de unos minutos llega una camioneta que te llevará a tu casa, el hombre que está de negro al final-Miré a el hombre- te indicará cuando llegue, y te acompañará hasta tu casa, me tengo que ir.-Sonrió, y dio la vuelta. Quise seguirle, pero mis piernas razonaron tarde, y llegué a cruzar en una curva de la enorme juguetería y le vi, rodeado por guardaespaldas y cruzando la puerta, para salir.
Confundida como estaba no pensé en nada, y aún no sabía que era lo que me había dejado en la mano, era mi celular, a unos cuantos minutos, el señor del que me había hablado Sebastián me avisó que ya estaba lista la camioneta, llegué a mi casa, algo preocupada, comí en mi recámara, pero esta vez me preocupé más, y más, no sabía porqué pero me estaba dando un ataque de nervios por no saber que había pasado. Y luego, pensando en la hermosa sonrisa, en los hermosos labios, en sus dulces besos, comencé a tranquilizarme. En ese momento me llegó un mensaje al celular. Era Sebastián, de inmediato lo abrí.
"Te amo"- Decía, decía te amo, decía te amo.
No podía creer aquello, era algo que en toda la noche no me permitió dormir, ni pensar en otra cosa. Solo en dos palabras "TE AMO" un mensaje, veía el mensaje una y otra vez, no se a que hora terminé durmiéndome pero, sin duda no era el mismo día.
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[1]Nombre inventado. Se encuentra en ningún lugar.

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